El conjunto de piezas que Pablo ha ido seleccionando narran en sincrónicamente historias, describen estados emocionales, habitan situaciones en las cuales la paleta cromática despliega el gesto de transitar el tiempo. Nos detendremos en el concepto de tiempo y reiniciaremos una discusión que Fernand Braudel (historiador francés) quien introduce un nuevo concepto de tiempo histórico: una pluralidad de tiempos que coexisten. Braudel propone tres: (1) longue durée, la larga duración (o nivel de las estructuras cuya estabilidad es muy grande), también puede entenderse como el tiempo geográfico; (2) conjonctures, la coyuntura (estadio intermedio, en que el cambio es perceptible) o tiempo social y por último (3) événementiel, el acontecimiento (considerado como la espuma de la historia) o tiempo individual. Dicho esto, si Fernand hubiera visto el corpus artístico de Pablo afirmaría que estos tres tiempos se explicitan constantemente. Voy con algunos ejemplos: el salto del conejo de la obra Sin título de Elba Bairon, la translucencia de la obra Sin título de Pablo La Padula donde se encastran distintos cuadrados entre humos o la pintura de Débora Pierpaoli, los círculos infinitos de Mariano Ferrante o los personajes disueltos en los subtes de Felipe Lavin. Hay un devenir, un transcurrir, un desplazamiento. Es tan irónico como silencioso y solo el ojo atento lo percibe. Abren la perspectiva hacia lo inefable: eso que está un poco más allá y no sabemos bien qué es.